Nuestro pueblo tiene una historia llena de espiritualidad, a lo largo de siglos y milenios por nuestras tierras han pasado miles de hombres con diferentes creencias, pero siempre con un gran amor por nuestras montañas, que fueron sagradas desde la época íbera, como se describe en la ora marítima de Avieno.
Los cristianos tienen su montaña de Santa Barbara, los íberos posiblemente Montsagre y los árabes les Roques de Benet.
El otro día leí un pequeño trabajo sobre Los "comes" visigodos en La Rioja, y me sorprendió porque podríamos hablar perfectamente de cosas que pasaron en Orta. Me sorprendió ver que comes significaba condes en visigodo y esta familia de condes visigodos, que dominaba el valle del Ebro se llamaba Beni Casi y que se convirtió al islam.
Puede que sea coincidencia que en Orta tengamos una partida llamada les Comes y que también tengamos Les Roques de Benet y les Moles dels Biarnets. Como también tenemos en Orta una partida llamada les Moncades y todos dan por hecho que se debe a los Moncada.
La terminación et en árabe tendría un significado de familía, puede que nuestro pueblo fuera un lugar de peregrinación de hombre del norte desde los principios de los tiempos, en época árabe continuó con las peregrinaciones a Mirabet y puede que también a les Roques de Benet, continuando estas peregrinaciones en época cristiana, hasta que llego a su fin con la publicación de la biografía de San Salvador de Orta.
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Fuerte influencia de los Beni Casi en el siglo IX
Aunque la familia Beni Casi estaba asentada en La Rioja desde antes del año 700, cuando llega a su mayor esplendor es en el siglo IX, principalmente con Muza II «Tercer Rey de España».
Este linaje, de raza visigoda, tuvo su primera casa solariega en La Rioja Baja y desde tiempos de la dominación goda en España ostentaban el título de comes (condes).
Su importancia queda reflejada en el extenso patrimonio que llegaron a poseer y, sobre todo, en la amplia extensión que pudieron dominar: Aragón, Navarra, La Rioja, y durante algunos años las hoy provincias de Toledo, Guadalajara y la región catalana.
La Rioja Baja, feudo de los Beni Casi, cuando éstos comienzan a adquirir influencia en el siglo IX deja de sufrir en sus lares, que son respetados, los zarpazos de la morisma, que siguió asolando al resto de la región riojana.
Por el Yamharat de Ben Hazam, el Muqtabis de Ben Hayyan, las Genealogías de Meyá y la crónica de Alfonso III conocemos los enlaces de esta familia.
Muza I, nieto del conde Cassius, tuvo con la vascona Onneca (lñiga o Ignacia) siete hijos, algunos de los cuales ocuparon cargos importantes, como Mutarrif e lñigo, gobernadores de Pamplona, Lupo o Lope, señor de Borja, y el más conocido, Muza II. A ellos sucedieron hijos y nietos, que lograron dominar tan extensos territorios, como en tiempos de los Muza: Lope ben Muza, Mohamed ben Lope y Lope ben Mohamed.
Claudio Sánchez Albornoz hace un estudio minucioso de los miembros de esta familia en muchas de sus obras: «La auténtica batalla de Clavijo», «La España musulmana», «Estudios polémicos», «Orígenes del Reino de Pamplona», sin olvidar sus abundantes alusiones en las inspiradas obras «España, un enigma histórico», e «Investigaciones sobre Historiografía Hispana Medieval». Con razón don Claudio puede presumir de haber sido él quien ha dado a conocer esta estirpe de gran importancia en nuestra historia. También nuestro paisano Antonio Larrea Redondo hizo un detallado estudio de tal familia en «La autonomía de Aragón y la familia Beni Casi». Y últimamente el profesor de la Universidad de Navarra Alberto Cañada Juste ha publicado un extenso trabajo sobre «Los Banu Qasi (714-924)»,
El primer converso de la familia al islamismo fue el conde Cassius y no su hijo Fortún, como han supuesto algunos autores. Que el conde fue el primero de la familia que abrazó la religión de Mahoma lo avala no sólo el que tomara el nombre de Muza al convertirse y por gratitud a su protector, el general del mismo nombre, sino también por la denominación de la familia y sus descendientes, a quienes los cronistas llaman Beni Casi y no Beni Fortún, como los hubieran llamado si Fortún ostentara la primacía en el cambio de religión. Pero hay otra razón: la conquista del valle del Ebro tuvo lugar en el 714; el nombre Fortún es cristiano, lo que indica que nació antes del 715, año en que su padre se convirtió al mahometismo. Fortún debió ser el primogénito, puesto que los demás hermanos llevaron ya nombres árabes: Abu Tawar, Abu Salam (walí de Huesca), Yunus y Yahya.
Muza nació antes del 740 y murió asesinado en Zaragoza, en lo que coinciden todos los autores, pero no en la fecha en que esa muerte se produjo. Y es interesante conocerla para deducir el año del nacimiento del gran Muza, puesto que se sabe que nació un año antes de la muerte de su padre.
Ben al Atir, Ben Hidhari, Al Nuwairy y Ben Jaldún suponen que Muza I murió en el año 788, como consecuencia de las reyertas que se produjeron poco después de tomar posesión del emirato Hixam 1. No perdonaron a Muza su apoyo a Hixam, por considerarlo uno de los principales causantes del fracaso de su oponente Sulaymán. De aquí se puede dedicir que Muza II nació en el 787.
Pero Al Udrí afirma que Muza I fue asesinado en diciembre del año 802, al sublevarse en Zaragoza contra el emir Al Hakan. El traductor dice que en el texto se lee Fortún ben Muza, pero que lo cree equivocado. Si Muza I fue asesinado en diciembre del 802, Muza II pudo nacer en el 801 ó a principios del 802. Esta fecha está más de acuerdo con otros razonamientos. Muza II murió en el año 862, cuando era capaz de enfrentarse con su yerno, el walí de Guadalajara. Si se acepta la primera fecha (787) como la de su nacimiento, al luchar contra su yerno tendría 75 años y no parece razonable que a esa edad estuviera en condiciones de dirigir una expedición contra Guadalajara ni combatir cuerpo a cuerpo con su walí. Si se acepta la segunda fecha, 801 ú 802, en el día de su último combate podía tener 60 años, edad más apropiada para mantener un duelo con una persona joven.
Respecto a Muza I, debemos añadir que cuando el primer emir independiente, Abderramán I, sometió Zaragoza, en el año 772, Muza debió prestarle alguna ayuda, puesto que el soberano árabe no tardó en mostrarle su amistad nombrándole walí de algunas plazas del valle del Ebro.
Muza, después de cosechar abundantes triunfos, declaró su independencia del emirato de Córdoba y fundó una dinastía que comenzó él mismo, ostentando el nombre de Muza I.
Muza II, tras el asesinato de su padre, fue llevado por su madre (Onneca) a tierras hoy navarras para alejarlo de los peligros que le acechaban en la ciudad de Zaragoza.
Muza II llegó a ser el caudillo más importante de la familia, a pesar de ser el menor de los hermanos. Los mayores habían muerto asesinados y los demás carecían de dotes para el mando, por lo que Muza II se erigió en jefe de los Beni Casi.
Alcanzó mucha fama con sus victorias y se hizo dueño de extensos territorios. Sintiendo la unidad de las tierras de la Península se autotituló «Tercer rey de España». Para él, conforme a la extensión de los reinos, los soberanos árabe y cristiano ocupaban los primeros lugares de las monarquías de la península ibérica.
Onneca, viuda de Muza I, después de su llegada a Pamplona, contrajo nuevas nupcias con lñigo Arista, que también era viudo. lñigo tenía una hija de su primera mujer, Assona; y Onneca también tenía un hijo de su primer matrirponio, llamado Muza. Muza y Assona, que no tenían entre sí lazos de consanguinidad, convivieron juntos y al llegar a la edad adulta se desposaron.
La Crónica de Alfonso III narra con abundantes detalles la biografía del «Tercer rey de España», lo que demuestra que en Asturias conocían bien las gestas de los Muza.
A Sánchez Albornoz le causa extrañeza que los Arista, que eran vascones, enlazaran con los muladíes de la familia Beni Casi, y cree que esos matrimonios no se hubieran celebrado fuera de la Península. Y da una respuesta: Se pueden explicar estos enlaces entre ambas familias por la amistad que las unió tras la ayuda prestada a los Arista para que consiguieran el mando de Pamplona, en contra de sus enemigos los Velasco. Podemos añadir otra razón: Los descendientes del conde Cassius no eran de raza árabe, sino visigoda, y habían enlazado con vasconas de familias pamplonesas, por lo que por sus venas no corría sangre árabe. En cuanto a su religión mahometana, sólo la empleaban para obtener ventajas materiales, pero esa fe se puede afirmar que no la vivían.
Como consecuencia, la vida de los Arista transcurre junto a la de los Beni Casi. Los vascones de Pamplona siguen aislados de los vascones del norte aragonés y de los vascos de Euskadi.
Desde que ascendió al trono Sancho Garcés I, ya no fueron tan cordiales las relaciones entre ambas familias, porque los navarros ya no necesitaban la ayuda de los Beni Casi, ni éstos tenían tanto poder como en los anteriores lustros. A partir del 905, los navarros luchan unidos a los leoneses contra musulmanes y muladíes.
Veamos ahora cómo influyeron los Beni Casi en las luchas del valle del Ebro a principios del siglo IX.
Las ambiciones de los Beni Casi no quedan satisfechas con pequeños triunfos. En el año 801 estaban al mando de varias plazas de la frontera superior y aprovechando la inexperiencia del emir Al Hakan I se sublevaron contra él. Este envió un ejército que se apoderó de Zaragoza y de todas las plazas de Aragón que estaban bajo el mando de los Beni Casi.
Para asegurar el dominio musulmán en el valle del Ebro (no eran de fiar los Beni Casi por ser de raza visigoda y cristianos renegados) mandó el emir, en el año 802, noble Amrús para que construye la plaza fuerte de Tudela y situó e ella parte de su ejército. Desde allí se dominaba una extensa zona de la ribera del Ebro y de La Rioja Baja.
Pero los inquietos Beni Casi no podían permitir la presencia de una autoridad que mermase la suya en los territorios que consideran como propios y ven en Amrús un fuerte competidor capaz de aniquilarlos. Apenas acabadas las obras de fortificación de Tudela, los Beni Casi, ayudados por los pamploneses, la atacan y conquistan. Poco tiempo les duró su triunfo, pues gobernador de Zaragoza, fiel emir, recuperó la plaza y los Beni Casi tuvieron que huir, refugiándose en Francia.
Para el 803, según Lacarra, estaba la familia de los lñigo Jimeno instalada en Pamplona gobernándola nuevamente con ayuda de sus parientes los Beni Casi, vengando así el asesinato Mutarrif.
Una vez acabadas las luchas entre los partidarios que se disputaban el poder en Zaragoza, en la que vencieron los partidarios del emir, éste visitó la ciudad en el ano 804 siendo recibido entre grandes aclamaciones. Los Beni Casi fueron e seguida a saludarle y proclamar fidelidad y adhesión al soberano. La proverbial generosidad deI emires no se hizo esperar: pronto les fueron devueltas a los Beni sus antiguas propiedades patrimoniales del valle del Ebro.
En el año 805, durante el emirato de Al Hakan I, se produce la más grave sublevación de sus propios súbditos. El ejército tiene que dedicarse durante varios días a sofocar la insurrección de los cordobeses causando una brutal carnicería. Como medida de precaución y para asegurar la paz en el futuro, el emir ordenó la expulsión de España cien mil moros andaluces.
Obsesionado por estos conflictos, descuida el emir la vigilancia de los territorios más alejados, entre ellos La Rioja, y aprovechan esta ocasión, los cristianos recuperan la ciudad de Calahorra en el 812.
En el año 816, el general árabe Abd el Krim invadió la región pamplonesa y parte de la riojana; de la comarca de Calahorra hay constancia.
Muza II no sólo reconquistó los dominios familiares, sino que tomó el mando de las plazas de Zaragoza, Tudela, Valtierra y otras.
La alianza de las dos familias, Arista y Beni Casi, facilitó en gran parte la fundación del reino de Pamplona entre los años 798 y 802.
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HISTORIA DE LA RIOJA (VOL. II)
EDAD MEDIA
La dominación musulmana en La Rioja (711 a 1031)
JOSÉ MORALES DE SETIÉN Y GARCÍA
(Investigador de Historia Antigua y Media)
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